miércoles, 29 de agosto de 2007

Divorcio y Mi Amo me mira junto al Bicho

Me había costado dormirme esa noche porque tenía miedo, mucho miedo. Me dormí. Horas después cuando abrí los ojos el bicho seguía en el poyete de la ventana, mirándome. No podía verle el cuerpo y no podía cerrar la ventana porque temía que me atacara al hacerlo.

Me volví a dormir con mucho más miedo. ¿Y si entraba?

El día siguiente, ayer, cuando empecé este blog, mi noveno blog hasta el momento, fue un día más en mi cutrevida, un poco raro pero uno más.
Salí a la cocina y le di los buenos día a Mi Amo. Me miró con mala cara y siguió lamiéndose el culo. Luego cuando me miró y yo lo miré y hubo un momento de conexión, ¿sabéis? Como cuando miras a alguien y te conectas a esa persona, pues eso. Me miró, lo miré, nos miramos y supe que mi día sería raro.

Mi mujer salió de la habitación desnuda con una maleta enorme en una mano y me dijo que me dejaba, que había guardado toda su ropa y sus cosas y que me dejaba, que no la volviera a llamar nunca. Mi Amo la mordió en una nalga de su negro culo y supe una vez más cuando mi recién-ex-mujer pateaba a Mi Amo que tendría un día raro.

Salí de mi casa y me caí por las escaleras. Tres costillas rotas. Tenía que trabajar. El metro en Barcelona es una mierda, está lleno de tías wenas pero es una mierda cuando tienes tres costillas rotas y no puedes hacer la danza de seducción de la galleta. Consiste en menear los hombros mientras te inclinas hacia delante y hacia atrás mientras con la garganta haces uno de esos ruidos que suenan como un silbato, sabéis, ¿no?. Puede que la gente te mire y tal, pero ligas y follas. Way. Solía hacerlo antes de esta mañana, cuando estaba casado. Aaahh, por eso mi recién-ex-mujer se fue de mi casa desnuda... Para follar en el metro. Así nos conocimos.

Llegué a la oficina justo a tiempo para ver como Dani Huevo, mi vecino de cubículo, se tiraba por la ventana gritando algo incomprensible. Le vimos caer. Fue muy gracioso porque no murió y amenizó la mañana, se tiró de un segundo piso y solo se ha rotó una pierna, lo han despedido y ahora lo busca la policía por intento de asesinato. Cayó sobre una mujer mayor.

Dos o cinco horas después me llamó Mi Amo. No dijo nada. Fue un silencio de esos que lo dicen todo. ¿No? Ni una palabra y mucho significado. Increíble. Supe que el día raro no había acabado.
El bicho me miraba desde los carteles de la ciudad, me amenazaba. Qué miedo. Estaba tan asustado que se me salió un pequeño zurullito que me alivió con su calor. El bicho se fue con el fuerte viento y no lo volví a ver hasta que pasó en el lateral de una camioneta dos segundos después.

Fui al cuarto de baño seis horas después y almorcé mientras leía El Semanal del domingo sentado en la taza del water.

Llegué a casa. Estuve un rato mirando a Mi Amo hasta que se meó por toda la cocina y le pegué con un vaso. Me sonrió. El bicho estaba detrás, en el poyete de la ventana, sonriendo, tramando algo tras esa expresión malevolente...

Me acosté después de lo del blog, al que llame El Bicho y me puse a ver la tele. Cuando me empezaba a quedar dormido creí que me mecionaban en ella:
- Guillermo Galleta ha muerto esta mañana ajusticiado en la plaza pública. Me alegro, yo también, pues no sé, sí, era lo mejor, el bicho, el bicho, el bicho, el bicho, el bicho, el bicho, el bicho diiiiiiiice que Mi Amo es el Monstruo de las Galletas.

Me levanté, fui al ordenador y le cambié el nombre al blog por el Actual.
Un día raro, no, uno más un poco raro pero no tanto como otros anteriores que ya iré contando.

Guillermo Galleta se despide hasta que diga hola de nuevo.
Adeu.

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